martes, 14 de noviembre de 2023

¿Estás prestando atención?

     Cerramos el estudio de la “percepción” haciendo un pequeño análisis del proceso de la “atención”, que es parejo al anterior y que tanto influye en la forma en que concebimos la realidad. De hecho, son tal la cantidad de "estímulos" a los que estamos expuestos permanentemente (cientos de ellos en tan solo un segundo, tanto del "mundo exterior": imágenes, sonidos, olores, temperatura… como de nuestro "propio organismo": hambre, ser, cansancio, dolor…). Prestar atención a todo lo que percibimos sería "agotador", además de insoportable, por lo que necesitamos de un “vigilante” que "filtre todos esos estímulos", orientando nuestros receptores sensoriales a aquellos estímulos que deseamos percibir, desechando aquellos que consideramos meramente secundarios o directamente superfluos, para así poder "planificar mejor nuestras acciones" y "adaptarnos al medio de forma más eficiente".

     Sabemos que la forma en que procesamos la información puede darse en dos niveles: el “procesamiento automático” nos exige muy poca atención, lo que nos permite "realizar varias tareas al mismo tiempo" (por ejemplo cuando conducimos un coche a la vez que fumamos un cigarrillo, o cuando cocinamos una rica receta mientras escuchamos música); por el contrario, el “procesamiento controlado” implica un mayor esfuerzo en el "control de la conducta" que exige una fuerte "concentración" (por ejemplo cuando estudiamos para un examen importante… y cualquier ruido o molestia nos impide prestar atención a lo que estamos haciendo).

     Existen tres elementos que determinan nuestra atención: la “selección”, por la que discriminamos aquellos elementos de información que "deseamos procesar" (pensemos en un estudiante que atiende a las "palabras del profesor" sin percibir los ruidos que vienen del exterior de la clase); la “vigilancia”, por la que podemos realizar una "tarea monótona" durante un largo periodo de tiempo sin disminuir la atención (pensemos en un "juez de línea" durante un partido de tenis); y el “control”, la capacidad de suspender una actividad para procesar otra "información básica" más importante (pensemos en una madre que deja de hacer algo en el momento en que "oye llorar" a su bebe).

     La “focalización” y la “concentración” de la conciencia son esenciales en este proceso. Y para mostrar la importancia de todos estos elementos os he seleccionado dos vídeos que espero que os resulten estimulantes. El primero se titula “El pase invisible”, un pequeño experimento de atención que nos obliga a concentrarnos en el "número de pases" que dan unos jugadores de baloncesto vestidos con "camiseta blanca": debemos acertar el número de pases totales, y luego reflexionar sobre alguna otra cosa que “nos haya llamado la atención”. El segundo se titula “¿Quién es el asesino?”, y aunque la respuesta a la pregunta es muy sencilla, al final nos propone un juego similar al conocido como “las siete diferencias”, solo que aquí los cambios que se producen en la habitación se multiplican por tres: ¿somos capaces de detectar que "objetos" de la escena del crimen han sido modificados? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario