Acabamos de comentar en el aula el conocido “mito de la caverna” del filósofo griego Platón de Atenas (427 a 347 a.n.e.), del que podéis consultar el texto original al principio del VII libro de “La República”, además de repasar su "simbología" en la interpretación que se nos ofrece en la página web Torre de Babel y en el portal Youtube, y del que el cine nos ofrece innumerables ejemplos formales, pues siempre ha sido fuente de inspiración para escritores y directores, tal es su fuerza de atracción y el enorme magnetismo de este "mito fundacional de la filosofía". El relato nos sumerge en una “morada subterránea”, en el interior de la cual se encuentran confinados unos "hombres esclavos", que en realidad nos representan a nosotros mismos, forzados permanentemente por un "engaño" que les hace creer que lo que tienen delante es el “mundo real”, cuando lo cierto es que no es más que una "apariencia", una falsa realidad puesta ante nuestros ojos que nos "oculta la verdad". Es necesario darse cuenta del engaño: llega el proceso de la “aletheia” (αλήθεια), nos conducirá al “desvelamiento de lo real”.
En “The Truman Show” (Paramount, EEUU, 1998) de Peter Weir, su protagonista, Truman Burbank (Jim Carrey), es un hombre corriente y algo inocente que vive en una idílica población donde todo es perfecto. Lleva toda la vida allí, y nunca ha salido más allá de los límites del pueblo. En esta vida idílica no hay problemas pero, poco a poco, "extraños sucesos" hacen sospechar a Truman que algo extraño ocurre, que las cosas no encajan como debería, que "algo funciona mal". En realidad, Truman es propiedad de una empresa de televisión y se encuentra prisionero en un gigantesco "plató de cine" que emite 24 horas al día la vida "en directo" de nuestro protagonista. Cuando éste despierta del engaño (y os ofrezco un momento sublime de la película, cuando el barco en el que huye “tropieza con el horizonte"), cuando descubre que todo lo que tiene ante sus ojos es una farsa, un mundo irreal y meramente "aparente", cuando descubre su propia condición de prisionero en un mundo que no existe, su reacción natural es de estupefacción y desengaño, pero esto no le arredra y decide largarse, literalmente, "de la caverna". Este es el primer paso: "descubrir el engaño".