sábado, 25 de septiembre de 2021

La polis griega y las nuevas formas de discurso

     La Grecia de la “época oscura” de la que hablábamos en la anterior entrada, dominada por la tradición mitológica, dará paso a la “época arcaica”, caracterizada por una serie de cambios: la aparición de la "polis" (πόλις), los procesos de colonización, la democratización paulatina de la vida pública (por la que los “ciudadanos” participaban cada vez más en los “asuntos públicos”), la aparición de un nuevo tipo de escritura (“alfabética”) a partir de caracteres fenicios, y el consiguiente surgimiento de “nuevas formas de discurso: la “literatura” y la “poesía” griega (que tendrá enorme importancia en la difusión religiosa y en la enseñanza de normas de comportamiento), el “discurso jurídico” y la “dramaturgia” (la tragedia y la comedia aportarán nuevas perspectivas), el “discurso histórico” y finalmente la “filosofía”. En general, la “polis” consistía en un territorio no muy extenso que incluía una serie de aldeas (agrupadas en torno a una “ciudad-capital”) que incluía granjas, tierras de cultivo y de pastoreo, bosques aledaños y caladeros cercanos, lo que les permitía ser políticamente independientes.

     Entre el 750 y el 550 a.n.e. se produjo una enorme “expansión colonial” de los griegos por todo el Mediterráneo. El aumento de la población y la mala distribución de la tierra fueron las causas de tal expansión. Una vez establecida la nueva colonia, se convertía automáticamente en una nueva “polis independiente”, sin más relación con la polis-madre que la que se podía establecer por intereses comerciales o afectivos (por ambas partes). El poder institucional fue acaparado paulatinamente por los “nobles terratenientes” o “aristos” (“los mejores”, aquellos que poseen la virtud o areté (ἀρετή) que se considera que es algo innato al noble). Pero, conforme  se producía la expansión colonial, estos nobles, propietarios de la tierra, fueron perdiendo poder, produciéndose “conflictos de intereses” entre los diversos grupos sociales que, para ser resueltos, obligaron a la aparición de dos figuras políticas: el legislador” (capaz de proponer nuevas leyes) y el tirano” (capaz de solucionar las crisis). Comienza la época clásica, caracterizada, tras un intenso periodo de “luchas contra los persas” conocido como Guerras médicas (490-478 a.n.e.) y por la rivalidad entre Atenas y Esparta, que se concretaría definitivamente en la Guerra del Peloponeso (431-404 a.n.e.).

     Ciertamente, el que se diesen estas condiciones no convierte a la aparición de la filosofía en algo inevitable, como si fuese fruto de un “determinismo histórico”, pero si facilita la aparición de esta nueva forma de pensar que llamamos filosofía. Durante varios siglos, el elemento rector del pensamiento griego había sido la “moira” (Μοῖραι), el “destino”, al que estaban atados tanto dioses como mortales. Esta época coincide con el dominio del pensamiento mítico-poético. Pero entre el siglo VII y el siglo VI a.n.e. tiene lugar un desplazamiento de la “moira” de su papel rector, siendo sustituida por la noción de “physis” (Φύσις), la “naturaleza” (entendida en su sentido embrionario, como “aquello que brota o mana”), desplazamiento que no es un mero cambio terminológico, sino que supone una concepción distinta de la realidad y del modo de hacerle frente, de encontrarse en ella, de encararla, de “desvelarla”.

     Los dos vídeos que acompañan este artículo giran en torno a estas mismas consideraciones. Por un lado, el clásico televisivo de los años 80 “Cosmos: Un viaje personal” (BBC 1980) de Carl Sagan, en el que el conocido astrónomo y divulgador científico nos acerca a la realidad griega del siglo VII a.n.e. y a las “nuevas formas de vida” que operan un significativo “cambio de perspectiva” en la mente de los hombres jonios de la época. Por otro lado, las tesis defendidas por el filósofo Gustavo Bueno (1924-2016) en una de sus últimas intervenciones en la Fundación Gustavo Bueno , quien supone que la “filosofía presocrática”, si bien es ya una forma nueva de ordenar y sistematizar el mundo, es tan solo una “especulación metafísica” previa a la aparición de la “verdadera filosofía”, la filosofía entendida en sentido “académico” y no meramente “mundano”, que surgiría a partir de los diálogos de Platón, que es quien por primera vez y definitivamente acotará el campo de estudio de la filosofía, a saber: “las Ideas”.

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