viernes, 15 de diciembre de 2023

Los estados de conciencia


     A pesar de los grandes avances en el estudio del "cerebro" desarrollados en los últimos años gracias a las aportaciones de las "neurociencias", el gran desafío de la ciencia para el siglo XXI será el comprender cómo funciona la "mente humana", y en particular su elemento más misterioso, la "conciencia". Podemos definir Conciencia como una «experiencia subjetiva del conocimiento de uno mismo y de la realidad» que guía nuestras impresiones y nuestras experiencias tanto del "mundo externo" (imágenes, sonidos, colores, sensaciones...), como del "mundo interno" (fantasías, recuerdos y sueños), además de nuestras "vivencias mentales y emotivas" (asombro, dolor, felicidad, odio y temor...). No se trataría por tanto de una "cosa" o "entidad", ni tampoco de un "espacio" dentro de nuestra mente, sino de una "actividad" o "proceso" activo que supone coordinar distintos elementos psicológicos como la atención, la memoria y el pensamiento.

     William James (1842 a 1910) define la conciencia como una "corriente o flujo de conocimiento cambiante" que permite ejercer un "control voluntario de nuestra conducta" y "comunicar nuestros estados mentales y emocionales" a los demás. En este sentido, la conciencia incluye todas las sensaciones y percepciones, recuerdos y sentimientos de los que nos percatamos en cualquier instante. Las diferencias entre estar despierto o estar dormido nos permiten distinguir varios "grados de conciencia": al primero de ellos lo denominamos "conciencia vigil", mientras que el segundo sería la "conciencia onírica". En nuestra vida diaria vivimos un estado de "lucidez"; la vigilia nos permite percibir a las personas, los sucesos y lugares como reales y significativos, Sin embargo, algunos estados oníricos de conciencia relacionados con el sueño, el éxtasis, la hipnosis o el consumo de drogas difieren de la "conciencia normal" y nos adentran en un mundo bien distinto, el de la "fantasía", que analizaremos en su momento.

     Los psiquiatras Jean Delay (1907 a 1987) y Pierre Pichot (1918 a 2020) han diagnosticado hasta siete "estados de conciencia", que de mayor a menor grado de cercanía a la vigilia se categorizan como sigue: "vigilancia excesiva" (euforia propia de la vivencia de emociones fuertes, que presenta una adaptación deficiente a la realidad y dificultad para controlar la conducta), "atención" (selección de los estímulos ambientales en función de las necesidades adaptativas), "vigilancia relajada" (atención no concentrada o flotante que posibilita la asociación libre, no lógica, de nuestros pensamientos), "ensoñación" (percepción debilitada del mundo que se expresa en la proyección de imágenes visuales no organizadas), "sueño ligero" (pérdida parcial de la conciencia del mundo externo que se da al iniciar el sueño), "sueño profundo" (pérdida completa de la conciencia del mundo externo y eliminación de los contenidos de conciencia en favor de contenidos inconscientes) y "coma" (pérdida total de contacto con el mundo y con el propio cuerpo, imposibilidad de desarrollar respuestas motoras y actividad cerebral mínima).

     Sigmund Freud (1856 a 1939) realizó una contribución fundamental al estudio sobre esta temática al diferenciar entre "tres estados de conciencia" que denominó "consciente", "preconsciente" e "inconsciente", cada uno de ellos con sus características específicas. Sin duda, su gran aportación al mundo de la psicología es la introducción del concepto de Inconsciente, que refiere el "conjunto de contenidos reprimidos no presentes en el campo de la conciencia". Rasgos característicos del inconsciente serían la ausencia de lógica y de cronología temporal y la incapacidad de operar filosóficamente. Es totalmente "primitivo", "ancestral", "límbico", sin las sutilezas de la conciencia: al contrario que el pensamiento consciente, que se deja guiar por el "principio de realidad", el inconsciente se rige por el "principio de placer", es decir, por la necesidad satisfacer nuestras "pulsiones" más básicas, tanto sexuales como agresivas (volveremos a este tema cuando analicemos el concepto de "personalidad").

     La mente no siempre camina por las vías de "percepción racional": todos los seres humanos experimentamos "estados de conciencia diversos", que son variaciones en la percepción de nuestros estímulos internos y externos. Durante el día, los cambios en la conciencia pueden surgir después de correr una maratón, escuchar música clásica o hacer el amor, que a las alteraciones físicas unen ciertas modificaciones psicológicas. Sin embargo, los cambios más extremos se producen durante el "sueño" o tras el consumo de cualquier tipo de "droga". Podemos diferenciar entre los "estados alternativos de conciencia", experiencias diferentes a la conciencia estándar que tienen su origen en algún elemento exterior al individuo (como dormir, soñar o delirar por fiebre alta) y "estados alterados de conciencia", que son experiencias provocadas por el propio sujeto de forma intencionada (como el ejercicio físico excesivo, la práctica de la meditación, la embriaguez o la ingesta de algún tipo de fármaco o sustancia psicotrópica).

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