martes, 21 de septiembre de 2021

Manifiesto fundacional


BIENVENIDOS A LA CASA DE ELROND

La presentación de esta bitácora debe ir precedida por unas indicaciones generales 
que especifiquen por qué surge, a quién va dirigida y qué objetivos persigue.

     Me he inspirado en una obra clásica de la literatura contemporánea para dar título a esta bitácora: se trata de “El señor de los anillos”, del británico John Ronald Reuel Tolkien. Más allá de la admiración por el viejo profesor universitario, por el placer que produce leer su prosa o por el notable sentido de la acción narrativa que aflora en su viaje de búsqueda, me he centrado en un momento del relato, cuando los protagonistas, hostigados por las fuerzas del mal, asisten junto a numerosos seres fantásticos a un concilio en un lugar apartado y remoto conocido como Rivendel, en el que habita un sabio de nombre Elrond. Este medio-elfo (hijo de madre elfa y padre mortal) reúne a miembros de todas las razas de la Tierra Media a objeto de tomar una importante decisión sobre el destino de cierto “preciado tesoro” que se halla en su poder. Propone un debato abierto, en el que todos tienen “libertad de palabra” y pueden “argumentar sin miedo”, a fin de llegar a un “acuerdo” que sea lo más beneficioso para la totalidad del grupo, y para la totalidad de los seres mitológicos a quienes los congregados representan.

     Me ha parecido acertado “comenzar con un mito”, a la manera de Platón, para mostrar, por medio de una “idea”, de una imagen reconocible por los alumnos, padres y profesores que espero consulten esta bitácora, las intenciones de su autor. No se trata solamente de exponer una serie de “contenidos académicos” a la manera tradicional, sino de utilizar esta herramienta que nos proporciona la tecnología para trabajar “de modo dialógico”, de nuevo a la manera platónica y, por extensión, la manera más genuinamente filosófica: “buscar la verdad a través del diálogo”, y habilitar para ello un lugar de encuentro en el que cada uno pueda expresarse y buscar la complicidad, o el debate, con el otro. Es hora de que las llamadas TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) dejen de ser meras herramientas de “transmisión” y comiencen a ser herramientas de “comunicación” y de encuentro, un encuentro para “el debate y la confrontación” (dialéctica, se entiende) entre los usuarios.

     Creo que cumplo así con mi función esencial como “pedagogo”, un término que prefiero al de “educador”. Recordad que “educar” viene del latín “educare”, conducir, en el sentido de llevar de la mano, o bien de conducir al ganado, según se mire. Y como no tengo interés en tratar a mis alumnos como ganado ni afán por convertirme en un “duce” o “conducatore”, prefiero asumir el papel de “paidagogos”: el esclavo, el analfabeto que acompaña al alumno, que va por su propio pie a donde él decide, seguido por un cuidador atento a sus necesidades, deseos o inquietudes. Me siento más libre en este papel, pues a la vez que “me reconozco ignorante” (como Sócrates) me impongo la tarea de ser un “compañero fiel”, con el que se puede contar para llegar a donde se quiera llegar. Pero yo sólo puedo mostrar el trayecto, enseñar el “camino” (el “méthodos”) y deberéis de ser vosotros los que os pongáis a caminar.

Este es el verdadero sentido de la enseñanza, la auténtica “paideia” del mundo griego. 
Permitid que os acompañe: el trayecto da comienzo… ¡Bienvenidos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario