sábado, 9 de octubre de 2021

La muerte de un ciudadano ateniense

     Hace unos años, un buen amigo mío, el escritor gijonés Ricardo Menéndez Salmón, publicó una obra de teatro sorprendente y maravillosa titulada "Las apologías de Sócrates" (CCPA Oviedo 1999), en la que, muy a la manera platónica, jugaba anacrónicamente con el juicio de Sócrates, fabulando con la posibilidad de que el evento pudiera seguirse por televisión como si de un programa de actualidad se tratase, con cámaras y periodistas informando al pie del juzgado. Cuál sería mi sorpresa cuando, documentándome para escribir este artículo, me encuentro con esta inesperada escena de la película "El mundo de Sofía" (Kjell Vassdal 1999) de Erik Gustavson (adaptación de la novela homónima de Jostein Gaarder) en la que la joven protagonista, Sofía (Silje Storsteinasiste atónita al juicio de Sócrates, que es comentado por un periodista (de nombre Alberto, que casualidad) que se introduce en la escena y va desvelando los acontecimientos. Interesante juego que os ofrezco en versión original subtitulada y que no os debéis perder, pues es realmente emocionante. En el enlace que sigue tenéis el texto completo de la “Apología de Sócrates” de Platón por cortesía de Ama Audiolibros.

Platón de Atenas, “Apología de Sócrates” (audiolibro)

     Es bien conocida la frase de Sócrates: “No dejaré de filosofar y de exhortaros para que encaminéis vuestra vida no a la riqueza, la fama y los honores, sino a la inteligencia, la verdad y el mejor bien del alma”. El “método dialéctico” desarrollado por el gran maestro es un arma terrorífica que resulta realmente novedosa y revolucionaria para la Atenas de la época, y nuestro filósofo la utiliza incluso en los momentos más comprometidos, como en su propia apología ante el tribunal ateniense que lo acusa de “asebeia” (ἀσέβεια) conforme a tres terribles cargos que el bueno de Sócrates trata de desmantelar con palabras. Pero como sabéis, "el más sabio y virtuoso de los ciudadanos atenienses" (en palabras de Platón) fue condenado a muerte, y en lugar de huir de su ciudad, prefirió “aceptar la sentencia” y “beber la cicuta”: prefirió morir en defensa de sus ideas a vivir de forma deshonesta. Para él, la muerte no era la peor de las opciones, y en general para todo griego era preferible al “ostracismo” (ὀστρακισμός). Y para muestra un botón: fijaos lo que le pasó al pobre Gollum (Andy Serkis), el trágico personaje de “El señor de los anillos: El retorno del rey” (Wingnut Films 2003) de Peter Jackson, basado en el clásico de la literatura fantástica de John Ronald Reuel Tolkien.

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