viernes, 8 de octubre de 2021

¡ House pedagogo !

 

     Uno de los personajes de ficción más interesantes de los últimos años es sin duda el doctor Gregory House (Hugh Laurie) protagonista de la serie televisiva “House M.D.” (NBC 2004) del creador David Shore, y buena parte de su atractivo se debe a sus inefables métodos. Se trata, en mi opinión, de un trasunto del viejo Sócrates (470 a 399 a.n.e.), un tipo mordaz, elocuente y socarrón apodado el "tábano de Atenas" que utiliza su elegante “ironía” para enfatizar la ignorancia (la suya y la de los demás) y que en todo momento se deja llevar por el "diálogo". El doctor House propone como método el "diagnóstico diferencial", que es una manera técnica de decir: "No sabemos que le pasa al paciente, pero en vista de que tiene estos síntomas, ¿cuál creéis que puede ser su dolencia?". A partir de ahí, surgen las ideas sobre las posibles enfermedades que puedan afectar al paciente. Por cierto, una buena forma de revisar en qué consiste el “método hipotético deductivo” que estudiasteis el año pasado en esta misma materia. La clave está en que las ideas "salgan por medio del diálogo", que se muestren por sí mismas en el proceso de la “mayéutica” (μαιευτικη´). House, el arisco, el desagradable, el antisocial, acaba siempre por resolver el problema porque pide a sus ayudantes colaboración, porque les muestra el "camino", el "méthodos"(μέθοδος).


     Sócrates parte del conocimiento que tiene cada persona; no hay que enseñarles cosas, sino ayudarles a “descubrir la verdad”, ya que ésta se encuentra “en su propio interior”. Sigue aquí la conocida máxima inscrita en la entrada del Oráculo de Delfos: «Conócete a ti mismo». Su manera de enseñar es realmente peculiar, original y revolucionaria; no se trata de transmitir una "doctrina" (que él no tiene o afirma no tener), sino de transmitir su modo de "hacer filosofar" a sus discípulos. Su “método dialéctico” en tres momentos (la “ironía”, la “mayéutica” y la “definición”) nos permite alcanzar una verdad absoluta y universal sobre un tema concreto, siempre apoyados en el diálogo, en la cooperación con el otro. Porque como dice el propio Sócrates: “Una vida no reflexionada no merece la pena ser vivida”. Una tesis que no tiene nada de teórica y sí mucho de práctica, pues si "la virtud se identifica con el saber", como afirma Sócrates, el que sabe actuará siempre conforme a la virtud, y por lo tanto será virtuoso, mientras que el que obra mal no lo hará por maldad sino por mera ignorancia. En otras palabras: “el entendimiento determina a la voluntad”, y si “conozco el bien”, no me queda más remedio que “quererlo” y “practicarlo”.

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