martes, 5 de marzo de 2024

El extraño caso de Victor de L´Aveyron

     Un ejercicio interesante a la hora de abordar el estudio de la dimensión cultural del ser humano es analizar el caso de los “niños salvajes”. Esta expresión hace referencia a los niños que son "abandonados" a una edad muy temprana y "sobreviven" al margen de cualquier tipo de "socialización" (incluso si son acogidos por animales, son criados de modo ajeno a la "cultura humana". El caso más significativo, que hemos visto ya en el aula, es el del niño Víctor de Aveyron, que fue encontrado vagando solo y desnudo por los bosques de Aveyron en el verano de 1799, y entregado a los cuidados del médico Philippe Pinel y luego al pedagogo Jean Marc Gaspard Itard. Este acontecimiento ha sido llevado al cine de forma notable por el director francés François Truffaut en su obra “El pequeño salvaje” (Carrosse, Francia, 1969), de la que os selecciono el arranque, que muestra el momento de la captura y las primeras horas de Víctor en un ámbito social desconocido. 

     “Comenzando su descripción por el aspecto que ofrecían las funciones sensoriales de nuestro pequeño hombre bravío, el ciudadano Pinel nos informó haber encontrado sus sentidos en un estado tal de inhibición que el infeliz se hallaba según él, a este respecto, bastante por debajo de las especies zoológicas domésticas: los ojos sin fijeza ni expresión, sin cesar divagan de un objeto a otro, sin detenerse jamás en uno de ellos, hallándose tan poco ejercitados, tan poco coordinados con el tacto que en modo alguno sabían distinguir entre un objeto de bulto o una simple pintura; el oído tan insensible a los ruidos más fuertes como a la más emotiva de las melodías; el órgano de la voz, en el estado de mudez más absoluto, no emitía sino un sonido uniforme y gutural; el del olfato parecía igualmente a la exhalación de los perfumes como al hedor de la basura de que estaba impregnado su cubil:; el tacto, en fin, se limitaba a la función, mecánica y no perceptiva, de la pura presión de los objetos. Pasando, pues, de las funciones sensoriales a las intelectuales, el autor del informe nos mostró a su paciente incapaz de atención, salvo en lo que atañía a los objetos de sus necesidades, y sustraído, por lo tanto, a las operaciones del espíritu que reclaman el concurso de aquella facultad; privado de discernimiento, negado a la memoria, desprovisto de toda actitud imitativa y hasta tal punto obstruido a los recursos de la mente, incluso relativos a sus propios intereses, que aún no había aprendido siquiera a abrir las puertas ni acertaba a valerse de una silla para atrapar algún manjar que se hurtase a sus alcances. Se hallaba, finalmente, desprovisto de todo recurso comunicativo, y en algún ademán o movimiento de su cuerpo podía adivinarse modo alguno de intencionalidad ni de expresión; sin apariencia de motivo alguno, pasaba de repente de la más melancólica apatía a una risa explosiva y desbordante. Insensible su alma a cualquier clase de afección moral, toda su inclinación y su placer quedaban circunscritos al agrado del órgano del gusto, todo su discernimiento a las operaciones de la gula, toda su inteligencia a la capacidad para unas cuantas ocurrencias aisladas y siempre relativas a la satisfacción de sus necesidades, en una palabra, su existencia toda quedaba reducida a una vida puramente animal”.

Carta de Philippe Pinel a Jean Marc Garpard ItardInforme sobre Víctor de L´Aveyron (1799)

     Quizá esto os ayude a responder a la pregunta que planteábamos en clase: “¿es Víctor un ser humano?” Contestar a esta pregunta es más complejo de lo que podría parecer en un primer momento, así que, a la descripción del doctor Pinel que precede a estas líneas añado la película completa para que busquéis las “secuencias más ilustrativas” y que nos permite hacernos una idea mucho más aproximada del “estado real” del niño en el momento de ser encontrado. Recordad que Víctor contaba por entonces unos 11 años de edad: podéis comparar sus “habilidades” con las que vosotros teníais en el mismo periodo vital (que seguro que aún permanecen frescos en vuestra memoria). Si queréis más información sobre el tema, os ofrezco también un domumental sobre los más conocidos "pequeños salvajes" (por desgracia, el caso de Victor no es el único) que os puede resultar de utilidad. Así tendréis una base más sólida para responder a la pregunta que se os plantea. 


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