sábado, 2 de marzo de 2024

Medios de comunicación y valores morales

     Acabamos de completar en el aula la unidad dedicada a la “autonomía moral” con un repaso al llamado “proceso de socialización”, que hemos definido como el proceso de "desarrollo personal" por el que adquirimos nuestra conciencia moral adulta, esto es, el proceso de “maduración moral” por el que adquirimos las destrezas necesarias para vivir en nuestra sociedad. Hemos comentado también que este proceso viene definido por la acción de una serie de “agentes socializadores”, que nos ayudan a interiorizar los "valores y normas" colectivas, y de todos ellos hemos destacado a los padres (y en general la "familia"), los profesores y el "entorno escolar" (que son quienes facilitan nuestra primera integración social), también los amigos y compañeros (que permiten una "relación entre iguales") y sobre todo los medios de comunicación de masas, conocidos como “mass media”. El ejercicio que os pedía la semana pasada tenía que ver con el análisis de un "corte publicitario", para que tratarais de encontrar un valor o una norma moral “escondida” en un anuncio televisivo. Convendría hablar un poco más de esto.

     Es del todo evidente que los "medios de comunicación" tienen una influencia en las personas mucho mayor que otros agentes sociales, toda vez que, como le dice Albert Gibson (Tom Arnold) a Harry Rehnquist (Arnold Schwarzenegger) en “Mentiras Arriesgadas” (20th FOX, EEUU, 1994) de James Cameron, cuando la hija del segundo le roba dinero de la cartera al primero: “es lo que ven en la televisión, y ven la televisión mucho más tiempo del que pasan contigo, y no podemos competir contra eso… ¡nos ganan por armamento, papi!”. Lo cierto es que los medios de comunicación se han convertido en los verdaderos "educadores en valores" de la sociedad actual: un reciente informe de "El confidencial" señala que cada español consume una media algo más de "3 horas de televisión" al día (en concreto 181 minutos), lo que significa mucho más tiempo que el que verdaderamente pasamos con nuestras familias, con nuestros profesores, incluso que con nuestros amigos… y en estas condiciones es difícil igualar la oferta.

     Pero los valores se difunden diariamente, no solo en spots publicitarios, sino también en "programas" y "películas", "series" y "concursos". Los "programas del corazón" parten de una noticia para generar un romance o un escándalo (en muchos casos inexistente) con el que poder rellenar horas y horas de televisión a partir de la nada: "se parte del vacío y se genera opinión". La cosa no iría más allá si no fuese porque los "programas informativos" están comenzando a hacer lo mismo. Aquí tenéis un interesantísimo enlace a la página de Antonio Rico, pseudónimo con el que tres profesores de filosofía firman sus artículos de crítica televisiva para el periódico "La Nueva España". Este artículo en concreto es verdaderamente esclarecedor de lo que estamos diciendo: si todos los telediarios disponen de un tiempo asignado de pantalla de unos 60 minutos ¿qué pasaría si un día no hubiera "noticias" verdaderamente relevantes o de suficiente trascendencia? ¿Con qué "material" rellenarían los informativos ese tiempo que tienen asignado diariamente? Podéis consultarlo en este enlace: "Fabricas de realidad".

     Fijaos en que esta forma de actuar esté presente cada día, y cada día de una forma más acusada, en el conjunto de nuestra "oferta informativa". Pensemos por un momento en la "prensa escrita": los "periódicos deportivos" difunden noticias mínimas como si de grandes hazañas atléticas se tratara, y convierten lo intrascendente en doble portada; los "periódicos de información general" esperan al más pequeño de los escándalos para hacer de él un titular a cinco columnas. En televisión, los "telediarios" de las distintas cadenas se vuelven progresivamente más "sensacionalistas" a medida que la necesidad de "ganar audiencia" al rival audiovisual suplanta al interés puramente informativo. Los telediarios llenan de sucesos desagradables sus espacios, generando una "sensación de miedo" permanente en la ciudadanía, y alargan su tiempo de permanencia en antena, haciendo que se solapen unas noticias con otras, combinando elementos marcadamente "dramáticos" con otros totalmente "frívolos" (podéis comprobar esto mismo en un nuevo artículo de Antonio Rico "El diseño y el destino", en el blog "625 ranas").

     Un ejemplo de esta forma de actuar podemos verlo en la excelente “Bowling for Columbine” (Dog Eat Dog, EEUU, 2002) del polifacético Michael Moore. En el primero de los vídeos podemos ver las declaraciones del cantante de rock Marilyn Manson tras los terribles sucesos del instituto Columbine (que tendremos tiempo de ver en clase). A pesar de que el artista fue acusado de "incitar a la violencia" (los dos jóvenes que provocaron la matanza de escolares en el instituto eran asiduos oyentes de su música), sus respuestas son de una sagacidad y certeza impecables, y nos proponen una "tesis" como punto de arranque para poder comprender el "problema de la violencia". El director director traslada más tarde su cámara a Canadá para comprobar esta tesis, y llega a apreciar lo diferente que es la forma de enfocar la vida en Canadá y en Estados Unidos… especialmente en el "ámbito informativo", y como eso determina la forma de "apreciar la realidad" de las personas y, por ello mismo, su forma de "ser y de estar en el mundo". Y ahora os sugiero la siguiente pregunta: "¿hacia cuál de los dos modelos creéis se dirigen los medios de comunicación nacionales?"

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