lunes, 27 de septiembre de 2021

Geómetras, logógrafos, astrónomos...

     Comenzamos el repaso a los “primeros filósofos” por los llamados “físicos milesios”, pensadores materialistas habitantes de Mileto, ciudad situada en la Jonia (al sur del Asia Menor, que es el nombre que le daban los griegos de entonces a Anatolia, al suroeste de Turquía) empeñados en buscar el “arché” (ἀρχή), primer principio que permitiera explicar el origen del “mundo físico”, el mundo de la “physis” (Φύσις) o “naturaleza”. Es precisamente el hecho de buscar una explicación racional a la naturaleza lo que nos permite llamarlos "físicos", término mucho más apropiado que el de "presocráticos", que tiene mucho de engañoso (estos filósofos se ocupaban de temáticas muy distintas a las que trataría Sócrates, y en propiedad no todos le son anteriores, pues algunos de ellos serían sus contemporáneos, e incluso le sobrevivirían).

     El término "physis" deriva etimológicamente del verbo “phyo” (φύω) que, usado en sentido intransitivo, significa “nacer, brotar, crecer de una raíz”. La “physis”, por tanto, es algo dinámico y no estático (como ocurre con el mito, que es siempre el mismo): es algo que está “en proceso”, que está haciéndose” a cada momento. La pregunta que se van a plantear estos primeros filósofos es aparentemente sencilla: “¿cuál es el arché de la physis?”, es decir, ¿existe un principio, una razón o causa a partir del cual se pueda dar cuenta de la multiplicidad del mundo físico?

     “La mayoría de los que filosofaron por primera vez consideraron que los únicos principios de todas las cosas son de especie material. Aquello a partir de lo cual existen todas las cosas, lo primero a partir de lo cual se generan y el término en el que se corrompen […] No todos dicen lo mismo sobre el número y la especie de tal principio, sino que Tales, quien inició semejante filosofía, sostiene que es el agua”.

Hermann Diels & Wanther Kranz, “Fragmentos de los presocráticos“ (Berlín, 1903)

     Tales de Mileto (640 a 545 a.n.e.) es considerado como uno de los Siete Sabios de Grecia, y fue efectivamente el primero en preguntarse por un “arché” que explique la “physis” de una forma no mítica, de ahí que sea considerado por la historia como “el primer filósofo”. Pero, ¿por qué eligió el “agua”? Puede que porque es un elemento que sufre muchas “transformaciones” y ejemplifica muy bien la multiplicidad de cosas en las que van mutando los cuerpos naturales (el agua se puede presentar en los “tres estados de la materia”), o tal vez porque “lo húmedo” es requisito para que haya vida, tal como nos sugiere Aristóteles. Básicamente Tales enfatiza el “carácter dinámico de la physis” (que para él es “divina”, pero no es un dios) sin caer en el antropomorfismo del mito.

     El hecho de que fuera capaz de predecir un “eclipse” (dicen que fue el primero en hacerlo, aunque es difícil saber si esto es cierto) quiere decir que comprendió que el fenómeno obedecía a una serie de “periodicidades cíclicas” (que él acertó a prever sin conocer realmente la causa). Y a partir de esta idea de ciclo” surgirían las primeras ideas racionalistas sobre "geometría" y astronomía(en forma mucho más abstracta y generalizadora a como se había hecho antes en Egipto, por ejemplo, puesto que Tales trabaja una matemática que busca “verdades que engloben la multiplicidad de casos particulares”), puesto que introducen la idea de “igualdad”, de “identidad”, esenciales en los cálculos matemáticos e impropias del pensamiento mítico.

     En situación similar a Tales nos encontramos con Anaximandro de Mileto (610 a 545 a.n.e.), para quien "lo ápeiron es la causa de la generación y destrucción de todo, a partir de lo cual se segregan los cielos y en general todos los mundos, que son infinitos". Recordemos que Anaximandro es un “logógrafo” (λογογράφος), y que escribió una obra en prosa en la que por primera vez se dibuja un “mapamundi”. Lo “ápeiron” (ἄπειρον), lo “indeterminado”, lo que “no tiene límite”, lo que “no puede ser recorrido o medido”, es aquello que “abarca a todas las cosas y a todas las gobierna”, es un todo unitario fuera del cual no existe nada y del que surgiría el “cosmos” (κόσμος), en tanto que “fracción que se rompe”, trozo ordenado y medible (aunque no queda claro cómo se produciría este proceso de segregación).

     Lo que consigue Anaximandro con esta idea es el “paso de la unidad a la multiplicidad” sin usar estructuras míticas, y utiliza para ello el mismo esquema operatorio que el que se necesita para “fundar una ciudad” (o para “dibujar un mapa”), pues se parte de “un lugar que no ha sido recorrido” y se comienza por “trazar una línea” (un límite) y a partir de ella ordenar el espacio en un nuevo “cosmos” con un determinado “orden”. Pero todo “cosmos” ha de volver necesariamente a lo “ápeiron” (que, como toda la “physis”, es divino, pero no es un dios) para cerrar de esta manera el círculo, el “eterno retorno cíclico” que es la base de la naturaleza y que la explica, que le da sentido.

     “El calor hace que se evapore una parte del agua: surge la tierra seca y se forma una cortina de vapor (el cielo) […] Los primeros animales surgieron del agua o del lino calentado por el sol, del agua pasaron a la tierra. Los hombres descienden de los peces: quizá los primeros hombres se crearon en el interior de algún tipo determinado de pez y –cuando ya tenían edad para valerse por sí mismos– fueron luego arrojados a la tierra”.

Hermann Diels & Walther Kranz, “Fragmentos de los presocráticos“ (Berlín, 1903)

     El tercero de nuestros autores, Anaxímenes de Mileto (560 a 525 a.n.e.), considera que “todo procede del aire”, y son los distintos grados de “condensación” y “rarefacción” (procesos contrarios de carácter físico y no mítico) los que permitirían los cambios que producen los distintos cuerpos. El "aire" en proceso de condensación se enfría y produce viento, que a su vez produce nubes, de estas surgiría en agua y luego la tierra y la piedra; pero si el aire se enrarece, se hace más ralo, se calienta y en extremo se convierte en fuego. Parece muy probable que el autor sacara estas conclusiones a partir de la experiencia cotidiana, como él mismo parece indicar: “pues el aliento se enfría al verse comprimido y condensado por los labios, pero, expulsado por la boca abierta, se vuelve caliente, por rarefacción".

     Los conceptos propuestos por Anaxímenes son más claros y precisos y remiten a procesos más determinados, lo que supone un avance frente a Tales y Anaximandro, que no mencionan ningún mecanismo para los cambios producidos en la “physis”. Estamos en un momento interesante del desarrollo del pensamiento filosófico: por primera vez en la historia, “unos pensadores escuchan a otros” y tratan de “criticarlos”, de oponerse a ellos, de avanzar precisando “un poco más” cada idea, cada proceso operatorio, cada explicación racional. Para un mayor acercamiento al pensamiento de estos autores, nada mejor que consultar directamente sus textos en la página de Filosofía en español, donde encontraréis el material en el original griego con su correspondiente traducción al castellano.

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