lunes, 20 de marzo de 2023

Las condiciones para la moralidad

     Nos adentramos ahora en la "Crítica de la razón práctica" (Kritik der praktischen Vernunft) de Immanuel Kant (1724 a 1804). Recordad que este autor da un giro radical a la manera de entender la ética, criticando todas las posturas anteriores a él, las denominadas “éticas materiales y de los fines”, al afirmar que el “contenido material de la acción” no es importante, puesto que es la “forma de la acción” la que debe preocuparnos. El nuevo criterio moral que propone Kant supone negar una finalidad para la acción humana, puesto que no es la virtud, ni la felicidad, ni el placer, ni la utilidad (la “consecuencia”), lo que debe movernos a la acción, sino que debemos ser conscientes de que hay una serie de “mandatos” que debemos seguir, “que nos obligan”, “que deben ser cumplidos” (importa la “intención”, nuestra “voluntad” de hacer el bien), aunque seguirlos no nos haga felices o nos produzca placer.

     Es nuestra propia razón, entendida como “razón práctica”, la que debe darnos las "leyes" (Gesetze) por las que regir nuestra conducta, unas leyes que nos indiquen "cómo debemos comportarnos" (que apuntan por tanto a lo "deontológico" y no a lo teleológico") para ser personas auténticas. Estas leyes, que Kant llama “imperativos” (Imperative) no deben limitarse a ser meros “consejos” (concilia) para alcanzar un fin, sino verdaderos “mandatos” (praecepta) que nosotros mismos nos obligamos a cumplir por el hecho de reconocer en ellos la acción correcta. Mandatos que deben ser "a priori": totalmente “incondicionados”, para todo tiempo y lugar, además de perfectamente “universalizables”, válidos para todo ser racional. Estos imperativos deben ser “categóricos” (kategorisch) y no meramente “hipotéticos” (hypothetisch): mandatos que no prometen la felicidad a cambio, solo prometen "realizar la propia humanidad", puesto que ser persona es por sí mismo valioso (Kant introduce aquí el concepto de "dignidad"), y la meta de la moral consiste en "querer ser personas" por encima de cualquier otra finalidad o bien: en querer tener una “buena voluntad”.

     Un ejemplo notable de esta forma de entender la "moralidad" es la película de Clint Eastwood titulada “Cazador blanco, corazón negro” (WB 1990), de la que os muestro la primera de las dos secuencias que hemos visto en el aula, en la que vemos al viejo director "cantarle las cuarenta" a una ridícula aristócrata partidaria del nazismo (podéis consultar la segunda escena siguiendo este enlace, en la que Eastwood es apaleado por defender una "idea de igualdad" que le mueve a la acción de forma "directa e incondicionada"). No hay nada más honesto y justo que defender a judíos y a negros, en especial si uno vive en los años 40 del pasado siglo y el mundo se divide entre los que quieren conquistarlo y los que quieren defenderlo. Eastwood toma partido por los segundos, aunque ello le cueste una paliza; recordad sus palabras finales: “Hay que pelear cuando uno cree que hay que hacerlo, si no te notas las tripas llenas de pus... aunque te den una paliza soberana: si peleas, te sientes a gusto por hacerlo” (te sientes vivo, libre, autónomo: te sientes "persona", porque has hecho "lo correcto").

     Podríamos haber seleccionado cualquier otra obra de este mismo cineasta, que nos ha acostumbrado a poner en la pantalla el "pensamiento moral kantiano", y como muestra dos nuevos ejemplos. En la escena final de "Los puentes de Madison" (Warner Bros 1995) y tras un romántico "escarceo amoroso" con un fotógrafo vagabundo, una mujer casada se debate entre la búsqueda de su propia "felicidad" al lado del hombre al que ama o el "deber" de permanecer al lado de su marido y padre de sus dos hijos. En la más reciente "Cartas desde Iwo Jima" (Warner Bros 2006), tras la muerte de un soldado americano cautivo por los japoneses, uno de ellos recoge la carta que la madre del prisionero le ha enviado y la lee en voz alta ante sus camaradas, lo que nos permite constatar que, independientemente del país o cultura, "el deber lucha siempre por imponerse" (podéis consultarlo en este enlace).

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