sábado, 28 de octubre de 2023

La estructura del sistema nervioso humano

     El “Sistema Nervioso” (SN) humano está compuesto por tres elementos: el “Sistema Nervioso Central” (SNC) dividido en “encéfalo” o “cerebro” y “médula espinal”, el “Sistema Nervioso Periférico” (SNP) dividido en sistema “somático” y sistema “autónomo”, y la extensa “red de nervios” que conectan los dos sistemas anteriores con las demás partes del cuerpo. El “Sistema Nervioso Central” (SNC) es el centro regulador básico del organismo, pues selecciona y procesa toda la información sensorial que recibe y controla las reacciones corporales (tanto las sencillas “acciones reflejas” como las más complejas “respuestas motoras”). El “encéfalo” es la parte del SNC que está alojada dentro de la cavidad craneal y se divide en tres regiones: el “cerebro posterior” (bulbo raquídeo, protuberancia, cerebelo), el “cerebro medio” (el mesencéfalo) y el “cerebro anterior” (el diencéfalo y el telencéfalo). Analicemos con detenimiento cada una de estas estructuras anatómicas, avanzando “de abajo a arriba” como si estuviéramos visionando una “Imagen por Resonancia Magnética”:

     La “médula espinal” es una fina estructura en forma de cilindro que recoge la “información somatosensorial” y la envía al encéfalo, y a la vez distribuye la información cerebral hacia los “órganos efectores” del cuerpo (“glándulas” y “músculos”). Compuesta por dos sustancias (la “sustancia gris” y la “sustancia blanca”), conecta con el “tronco cerebral”, que es el área anatómica que une la médula espinal con el encéfalo, y consta de tres partes: el “bulbo raquídeo” (que controla funciones vitales como la digestión y la respiración), la “protuberancia” o "puente troncoenciefálico" (que contiene neuronas especializadas que distribuyen información desde los dos hemisferios cerebrales al “cerebelo”, un complejo órgano que regula la fuerza y disposición del movimiento y el aprendizaje de las habilidades motoras) y el “mesencéfalo” o "cerebro medio", el componente más pequeño del tronco, que controla los movimientos oculares y los músculos esqueléticos, además de los reflejos visuales y auditivos.

     El “diencéfalo” está compuesto de dos estructuras: el “tálamo”, que procesa y distribuye casi toda la información sensorial y motora que llega al córtex cerebral y regula el nivel de conciencia y los estados emocionales; y el “hipotálamo”, que controla el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino y organiza conductas directamente relacionadas con la supervivencia del individuo, como la lucha, la ingesta, la sed, la huida y el apareamiento. Por su parte, el “telencéfalo” (los llamados “hemisferios cerebrales”), la parte más extensa y más compleja de todas, está compuesto por la “corteza cerebral”, los “ganglios basales” y por el “sistema límbico” (que contiene dos órganos especialmente conocidos: el “hipocampo” y la “amígdala”). Si advertimos una vista lateral de los hemisferios cerebrales podemos observar tres “cisuras” o “surcos” (“longitudinal”, “de Silvio” y “de Rolando”) y cuatro “zonas” bien definidas llamadas “lóbulos” (“frontal”, “temporal”, “parietal” y “occipital”) cada uno de ellos con funciones neuronales muy concretas, que tendremos ocasión de estudiar en profundidad en un futuro artículo.

     Pero aparte del sistema central, los humanos disponemos de un “Sistema Nervioso Periférico”, que está formado por una serie de grupos neuronales (los llamados “nervios periféricos”, además de los “ganglios”) que se prolongan hacia los tejidos y los órganos de todo el cuerpo, puesto que las fibras de las “neuronas sensoriales” y de las “neuronas motoras” forman “haces agrupados”, lo que comúnmente llamamos «nervios». El SNP está compuesto por dos subsistemas: el “Sistema Nervioso Somático” (SNS), que coordina las acciones “voluntarias” del cuerpo y envía mensajes del cerebro acerca de los órganos sensoriales, conduciendo la información hacia los músculos esqueléticos; y el “Sistema nervioso autónomo” (SNA), que coordina las acciones “involuntarias” o de autorregulación corporal al transportar información desde y hacia los órganos y las glándulas internas del cuerpo.

     La mayor parte de “cambios fisiológicos” que acompañan a nuestros “estados emocionales” (sudoración, respiración, frecuencia cardíaca, tensión muscular…) están mediados por el SNA, que a su vez se subdivide en dos subsistemas: el “Sistema nervioso Simpático” y “Sistema Nervioso Parasimpático”, que cooperan para mantener al organismo en un estado de “equilibrio funcional” al actuar sobre los órganos mediante la liberación de neurotransmisores, especialmente “adrenalina” y ”acetilcolina”. El SNSimpático rige las reacciones de “lucha o huida”: si algo nos alarma, entonces este sistema entra en acción liberando adrenalina, aumentando la presión sanguínea y la sudoración y dirigiendo la sangre de los “músculos lisos” a los “músculos esqueléticos”. El SNParasimpático inhibe la acción de los órganos corporales anteriormente alterados y es el responsable de los “estados de reposo” y de “mantenimiento del cuerpo”, al ralentizar el ritmo cardiaco, bajar la temperatura y reducir las secreciones glandulares.

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