miércoles, 25 de octubre de 2023

Los modelos de conocimiento: los hechos


     Vamos a tratar de analizar los cuatro modelos básicos de conocimiento que hemos estudiado en el aula. Comenzamos por el “modelo realista”. Debo recordaros que, aunque es fácil establecer una conexión entre “realismo” y “empirismo”, puesto que ambos suelen coincidir, esto no es siempre así, pues existen modelos de conocimiento empiristas pero idealistas, como la filosofía de George Berkeley (1685 a 1753) que estudiaremos el curso que viene. Para facilitaros un acercamiento a la "tradición empirista británica" os recomiendo los artículos “La joven de la perla critica las ideas innatas” y “¿El mundo desaparece al cerrar los ojos?”, publicados ambos en esta bitácora en la etiqueta de Historia de la filosofía, aunque voy a tratar de reproducir parte de ese material aquí y ahora.

     Debemos empezar recordando que, para los filósofos realistas, el mundo existe “por sí mismo” con independencia de todo sujeto, esto es, que la realidad existe aunque nosotros no la percibamos, porque lo importante en la "relación sujeto-objeto" es precisamente el “objeto” (que es el que permite que podamos tener un conocimiento “objetivo” de la realidad). Recordad el ejemplo del árbol que cae en un bosque vacío… a la pregunta de si "¿hace ruido al caer?" los realistas afirman, evidentemente, que sí… y que precisamente “porque hace ruido al caer”, nosotros podemos “oírlo”, y el hecho de que no haya un oído cerca no impide que se produzca ese ruido. Dicho de otro modo: hay una "realidad" por conocer, una realidad que tiene una "existencia propia", y por eso mismo la podemos conocer.

     La reciente película “Memento” (Columbia, EEUU, 2000) de Christopher Nolan, plantea un interesante análisis de este concepto de realidad. Os pongo en antecedentes: Leonard Shelvy (Guy Pearce), un antiguo investigador de seguros, vive obsesionado con la idea de capturar a John G. el hombre que "violó y asesinó a su mujer". Pero Leonard sufre un problema de memoria conocido como “síndrome de Korsacoff”. Durante el incidente con su mujer, fue golpeado en la cabeza, y desde ese momento no es capaz de "generar recuerdos nuevos” (técnicamente, sus nuevos recuerdos no pasan a la “memoria a largo plazo”, con lo que al poco tiempo de empezar a hacer algo "no recuerda" por qué lo está haciendo, o cómo ha llegado hasta allí, o quien es el tipo que tiene delante...). La idea es muy brillante: puesto que no puede crear nuevos recuerdos, no puede “saber” lo que está haciendo, esto es, “carece de conocimiento”. Leonard soluciona esto dejándose continuas “notas” de sus acciones, incluso tatuándose el cuerpo con “mensajes” para luego recordarlos.

     Os he seleccionado la escena final de la película para ejemplificar el pensamiento de David Hume (1711 a 1776). Para este autor, todo nuestro conocimiento “procede de la experiencia”, bien sea por “impresión” directa a través de los sentidos (tanto externos, generadores de sensaciones, como internos, generadores de pasiones, emociones y sentimientos), bien sea por reflexión a través de las “ideas”, que no son otra cosa que “recuerdos actuales de impresiones del pasado”. Hume concluye que para que una idea sea tenida por conocimiento verdadero ha de ser “derivada de una impresión previa”. Pero: ¿cómo podemos generar una idea si nos es imposible retenerla en la memoria? Esto le pasa a Leonard, que nunca sabe que está haciendo, porque no ha podido “generar el recuerdo” que le permita "conocer el mundo".

     Y aun así, el insiste en que “el mundo está ahí”, que el mundo “no desaparece al cerrar los ojos” (cuando dejamos de tener impresiones) porque aunque no puedo recordarlo (no pueda "sentirlo"), si puedo "pensarlo", puedo tener conocimiento de su existencia a través de las "ideas" que me he formado de él. Pero en una vuelta de tuerca magistral, Leonard se justifica diciendo que “tengo que creer que el mundo sigue ahí”, “tengo que creer que mis actos tienen sentido” (aunque no los recuerde), y esta es la clave. Para Hume todo está en este concepto de “creencia”: es la costumbre, el hábito, la que nos permite “proyectar el pasado hacia el futuro” y creer que el mundo permanecerá igual a como es en el presente, lo que nos permite continuar adelante con nuestra vida conscientes de que “el mundo sigue ahí”, si bien este conocimiento es tan solo una creencia, y no un verdadero saber, un conocimiento cierto.

     El “mundo” es una realidad de la que tenemos “conciencia”, en tanto que realidad permanente e inalterada que "no cambia y permanece constante" al margen de nosotros. Pero esta conciencia del mundo no es un verdadero conocimiento, puesto que del mundo sólo podemos tener conocimiento “viéndolo”, “oliéndolo”, “tocándolo”... y lo que vemos, olemos y tocamos son siempre “impresiones” momentáneas, concretas (y por lo tanto cambiantes, nunca permanentes), al margen de nuestras impresiones particulares de este o aquel “objeto real”, del que tenemos constancia de forma inmediata a través de nuestros sentidos. Y a Leonard solo le sirven “los hechos”, que el anota meticulosamente en su piel en forma de "tatuajes", puesto que es incapaz de retenerlos en su memoria, para tener un "verdadero conocimiento de la realidad"… esa que “está ahí”, esperando a ser conocida por la experiencia. 

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